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DESDE MI PLANTA

Viento en popa a toda vela

Viento en popa a toda vela

Las cosas durante el segundo y el tercer día siguen su buen curso. Al menos de momento. Ayuda el hecho de que la redacción de AS en Barcelona sea pequeña y nunca venga mal una pequeña ayuda. También lo hace que el ambiente sea distendido y cordial, y que mis dos principales tutores sean dos chicos jóvenes, de 23 y 20 años. ¡Unos cracks muy pacientes!
Hoy he vuelto a publicar. Dani decide que no jugará el próximo sábado en el Vicente Calderón, más breves. Perfecto, no me puedo quejar. Hasta el Indesign y el Copy parecen rendirse ante mí y no oponer ningún tipo de resistencia.
¡Pero ojo! No vale relajarse. Hay ciertas puntas a limar que van más allá de una falta de ortografía o un filete mal puesto. Una, no dejo de ser un becario que está ahí, dando el coñazo para aprender algo. Siempre se puedes molestar a los demás sin darse uno cuenta. Dos, la sociabilización en las ruedas de prensa y en los entrenos son básicas. No vale meterse en una burbuja. Tres, hecho de menos a mi ángel de la guarda en el momento de las ruedas de prensa. De hecho siempre, pero aquí no valen fotocopias de apuntes ni usar grabadora. Hay que ir a piñón con las declaraciones de los jugadores y luego poder entender lo que has escrito. Cuatro, las interpretaciones también son basiquísimas. Aquí se encuentra uno de los puntos de inflexión que te hacen ser buen o mal periodista. El tono, los gestos o el contexto de las palabras de un jugador son lo que decantarán que una noticia vaya en una dirección o en otra. Y si no, que alguien me hubiera avisado que Dani "se estaba mordiendo la lengua" al decir que "Lotina y yo hemos hablado en privado", por no decir o escribir que se estaba cagando en su familia entera por haberle acusado de "no tener chispa". A ver qué pasa esta tarde.
*
Miguel Ángel Santos es uno de los encargados de la sección polideportiva y un tipo, que según se ve, derrocha deontología por doquier. Suya es la contraportada, compartida a veces con Josep Margalef. Única en todo el estado, ya que en la del resto se exhiben mujeres ligeras de ropa, parecido a aquella página 3 de no sé qué diario sensacionalista o a las chica del jueves.
Lo cierto es que me dijo que se peleó por ello, para conseguir un producto periodístico lejos del gancho fácil para atraer lectores.
Ayer volvió a indignarse. Más o menos por lo mismo. Desde Madrid no hubieran dedicado dos páginas enteras al karate español si no fuera por haberles fotografiado desnudos. Del palo artístico, pero desnudos. "No es correcto", asegura. Y yo que le acompaño en este pensamiento. Parece ser que aquellos deportes minoritarios se han de vender a cualquier precio para llamar un poco la atención de las cámaras de fotos o de los que deciden el peso de las páginas, aunque a veces, todo ha de decirse, se nos alegre la vista con ello.

¡prisAs!

¡prisAs!

De puta madre para ser el primer día!

Mirando por la ventana

Mirando por la ventana

Estaba el otro día viendo Matrix cuando me vino a la cabeza que no he perdido tanto el tiempo en esta vida. Lo deduje de la nada, surgió de repente. Divagué, según fuentes conocidas.
Sí, sí, vino de repente. Me preguntaba cómo era posible que alguien sacara de la chistera una historia como la de Matrix, con sus realidades paralelas, con sus dimensiones perdidas, con sus oráculos y con tal rebuscamiento. Sólo una mente que vuela por las nubes durante todo el día sería capaz de ello. Sólo una persona que cada vez que tuviera un momento libre se sentara y dejara volar la imaginación a sus anchas. Neuronas que salieran del interior de la testa y que navegaran por todos los recovecos posibles a la búsqueda de una historia que contar. Una historia diferente, alejada de la realidad, en un escenario donde uno se encontrara a gusto, evadido de lo mundano y de lo terrenal. Un lugar en el que todos los deseos más ocultos son concedidos, donde todos los propósitos llegaran a buen término. Un mundo sin barreras y donde al final uno se queda con la mujer a que ama, donde en una acción heroica la humanidad es salvada por un hombre sencillo y humilde.
Con tal capacidad para saltar del cuerpo uno encuentra su recompensa en tal don. Al esperar el metro, al esperar en un semáforo, al poner azúcar en el café, al estar estirado en la playa, al cerrar los ojos para ir a dormir. Uno apaga y vuela, como siempre lo ha hecho. Como Javier Bardem lo hizo en Mar Adentro. Y vuela, cómo siempre lo ha hecho. Buscando, tal vez, finales alternativos a la historia de su vida, en la que ella esta vez sí que le elige, o en el que no dice lo que no debiera haber dicho. Sueños en los que él siente el agradable tacto de su beso, en el que él siente sus caricias, en el que él abandona sus miedos.
No he perdido tanto el tiempo por eso. Porque reconozco en mí esas ausencias. Yo he ejercitado mi imaginación. Desde el primer momento en que en clase de Matemáticas me convertía en un ser de otra galaxia, pasando por estar en la Luna de Valencia cuando me explicabas algo nada interesante. Hasta ahora mismo, que cuando dejo de escribir, pierdo mi mirada por la Ramblas, en dirección a una historia diferente, mucho mejor que la de ahora.

Me quedé dormido un momento...

Me quedé dormido un momento...

Me duele la cara y estoy cansado. Nada que ver con el estado que me produce no econtrar lo que busco. El sol en mi cara no me deja pensar. No me deja pedir auxilio a la musa. Me quema. Totalmente obvio después de haber estado cual lagarto en el desierto. Apalancado, en una silla primero y en una tumbona con aires de cuádriga después, recibiendo rayos a doquier, sin ningún tipo de pudor.
Está claro. Ha sido culpa de la batidora que tengo dentro de la cabeza. Todo el día dándole vueltas a todo. A todos los recuerdos, momentos, detalles, gestos, acciones, palabras, guiños de tan sólo unas cuantas horas antes, de un par de días encerrados en el súmum de la buena vida. De la dolce vita. Del paraíso. De la catarsis. De la evasión ideal. Del perfecto estado anímico del alma.
Allí, con la mirada perdida en una pared en blanco primero y hacia una piscina con agua muy fría después me he quedado. Imprudente, inconsciente, pero a la vez consciente de que esa era una buena terapia. Reflexionando con el "detente instante" y el "festina lente". Viviendo la fracción de una vida casi idílica. Repasando los mensajes. Buscando aquella fracción de tiempo concreto en el que debí haber andado con más precaución. Sonriendo por dentro al revivir bromas, al recuperar instantáneas de cuatro días llenos convivencia. Pero ausente por fuera, tatareando algunas de las 41 canciones que tiene mi mp3 después de haberlo hecho durante toda una noche, agarrado a mis sábanas, desvelado, pidiendo al niño Jesús que hoy no fuera Domingo, que no acabara el día. O que fuera eterno. O que pudiera tener 24 horas más para buscar aquello con lo que llegué y que no lograba encontrar por dentro en ese momento. Tal vez el viento se lo llevó. El mismo que nos recriminó con fuerza a las cinco de la tarde que nos fuéramos de allí ya de una vez.
Lo cierto es que sí, que Los Planetas se aprecian más una vez escuchados y escuchados y escuchados y escuchados y escuchados... aunque sea a las siete, ocho o nueve de la mañana.

Lunes, 10:17, día I post Can Ramonet....

Empieza mal el asunto. El presunto teléfono al que tenía que llamar no existe. En la redacción de As no hay nadie. ¿Resaca futbolística tal vez? En la universidad me dan un número de móvil y por fin logro hablar con Tomás Guasch. "Tranquilo chaval, pásate mañana a las 16".
No hay problema...de momento. Hoy me tomo el día de fiesta. La cuestión es saber varias cosas. Primero, si yo tengo cabeza: la mayoría de diarios tienen horario vespertino. Dos, si los de la uni, y en concreto Bonada, tienen ojos: exigí horario de mañanas. Tres, si toda esta empanada mental tenía arreglo con un poco más de preocupación por parte de todos. Cuatro, si tendré suficientes flores en el culo para poder llegar a buen puerto con el Liceu, los niños, el As y la santa madre que nos parió.
Y la moto ahí, a tres años para pagarla....

Cerrado por vacaciones

Cerrado por vacaciones

Bien por Marc. Siempre con sus excelentes diseños.

Y ahora qué?

Y ahora qué?

Pues eso, que se nos fue el Papa. Ya se veía venir. No sólo durante este fin de semana. Desde el miércoles incluso -su última aparición, agonizante, callado, exhausto, hecho añicos el pobre-.
¿Y ahora qué? Seamos sinceros. Cierto que a nadie le gusta que nadie muera, y menos una persona tan entrañable como el Papa. Pero qué decir del deseo, el intringulis de ser testigos de un momento histórico. Expentantes ante los acontecimientos. Deseosos -aunque suene feo-, a que la noticia llegue, para hacerse todos la misma pregunta: ¿y ahora qué?.
Venga, ¿quién no ha dicho la preguntita durante este fin de semana: "qué?, ya ha muerto el Papa? Es que uno es curioso. Inquietud periodística llámale. Y es que asistir o contemplar un hecho como la sucesión del Papa es algo que uno nunca ha experimentado. Y ya que la Historia no me apasiona, al menos motivarse por conocer bien aquella con la que uno convive.
Ahora estaremos pendientes de los cónclaves, la reuniones, los funerales, los días de luto y las fumatas blancas. Medios informativos no nos faltarán, y si no que le pregunten a la Caffarel (olé sus huevos, dí que sí). Así hasta que por el balcón asome el nuevo Santo Padre. El pescador de hombres, la cabeza de la santa, católica, apostólica y anti-condónica iglesia. Latinoamericano dicen, según mis fuentes maternales. Por aquello de que es la Iglesia emergente. Sólo pido, por Dios, que no sea Legionario de Cristo.
*
Y eso, ¿ahora qué? Me toca hacer las prácticas en el diario As. Eso, sólo sé eso. Y que está por la calle Caspe, según me han dicho. Pero de lo demás, nada de nada. Ni qué haré, ni qué horario, ni cuándo empiezo, ni ná de ná. ¿Periodista? Sí, pero desinformado.
Ilusión me hace, eso sí. Por varios motivos. Uno, porque creo que será de las pocas veces que, por lo que pinta el panorama, pisaré una redacción de un medio informativo. Dos, porque será el reto jamás pensado. Infantil, cierto, pero no os ha de extrañar. El retísimo: cambiaré la linea editorial del diario desde abajo. Me alzaré con el poder. Lo detentaré, empezando desde abajo. Lograré que la madritis aguda que sufre viaje hacia un estado mejor. Hacia el divino estado del barcelonismo, hacia la paz interior, hacia el karma futbolístico a la hora de celebrar el gol del empate de Gio Van No Sé Qué en el minuto 95, jugando en casa.
Mientras, supongo, tendré que idear el plan al mismo tiempo que hago fotocopias.
*
Estos días en el Teatrísimo han sido moviditos. En el sentido de que parece ser que estamos rompiendo el hielo entre nosotros mismos, y estamos empezando a rajar bastante al unísono. Parece ser que hemos encontrado una especie de terapia para ayudar a superar nuestra fustración y nuestro estado de "estamos quemadísimos".
Ayuda el hecho de que nos recorten la libertad de la disponibilidad, de que las broncas histéricas hayan ido en aumento y de que una parte de estas últimas hayan caído en nuestro jefe de accesos -nuevo, subcontratado también y muy buena persona-. Ayuda ver que a los que están un pequeño peldaño más arriba también le caen puros tiquismiquis que no tienen sentido. Sí, porque le ves. Porque notas ese estado. Percibes esos signos. Te fijas en esos suspiros, en esas miradas hacia arriba, directas al vacío y al ¿Dios, dónde me he metido? Porque ves que resopla, que respira hondo. Sabes que él está cómo tú. Lo que pasa es que uno ya ha experimentado ese estado antes y lo percibe con más facilidad.
La última, preguntar la edad a toda persona que creamos sospechosas de tener más de 26 años y poseer una abono juvenil. Yo no estoy dispuesto a arriesgarme a ello. No oso preguntar a una chica su edad. En el curro al menos. Sobretodo si no la conozco. Ya me montaron un lío por hacer un comentario inoportuno, para que ahora me lie a indagar cúantas primaveras tienen las clientes. Ya tenga 20, 30, 40 ó 50 y entre con el abono azul de -26.

1978-2005

1978-2005

Se nos va

Se nos va

Algaarrrrrrr

Una de las veces en las que me dí cuenta de que me iba haciendo grande, demasiado grande, fue aquella vez en que conocí al Algar. El Algar trabaja conmigo en el Liceu. Entró tres meses antes que yo, ayudado por su tremendísima hermana, que ya trabaja dentro. Es un chico de 20 añitos, delgadito, bien peinadito, perteneciente al grupo de los pijos. Un niño bien vamos, de aquel prototipo de camisas Ralph Laurent, caballitos y náuticos.
La cuestión es que yo había sido monitor suyo en el colegio, cuando simplemente contaba con 15 o 16 primaveras. Oh, recuerdo aquella época, en la que sus amiguetes y toda su generación se jactaban de fumar en los lavabos y de ir a Up$Down por la tarde. No sé si él hacía lo mismo, pero se dice que aquello de "dime con quien andas" y tal.
Sea como fuere, allí estamos los dos, cinco años después. El de quince ahora ya tiene veinte y trabaja con el mismo que le vigilaba en los patios. Pero más allá aún. El niño es más veterano que el abuelo, sólo porque él ha entrado antes.
Si bien hablé de Mur, el niño grande veterano entre los veteranos, Algar trata de ser lo mismo. La tendencia es la misma que la de hace cinco años. Jactarse de para ser un qué. Jactarse de farrear en, jactarse de tener algo especial, ese toque del que siempre se habla. Jactarse de lo claro que lo tengo todo, lo bien que estudio, lo bien que farreo, lo bien que conduzco. Algar trata de serlo, pero reconozcámolo, a él le cuesta un poco más.
Va a remolque, en el rebufo -neng- de los demás. Pero sí, llega a ser veterano. Para mi de cinturón blanco amarillo, pero con toque. Le veo por el messenger y le digo que quiero su moto, una SH 125. Me dice "ya te llegará". Por eso me pongo a escribir su post -después de habermelo pedido desde hace mucho tiempo. Me ha dejado a cuadros. Me invierte los papeles. Me hace sentir que yo soy el niño y el el abuelo. ¿Ya te llegará? Dios, me estoy haciendo viejo.
Ya tiene su post. Ya podrá ir a sus chatis y sus churris y decir que han escrito de él. Ya es un veterano con post propio. Y además con su SH. Y con 1º pasado. Chicas, Algar es un buen tipo y un buen partido. Seguídle!

ültimamente no sé qué títulos poner porque lo que escribo son paranoias tremendamente intitulables

ültimamente no sé qué títulos poner porque lo que escribo son paranoias tremendamente intitulables

La paciencia es la madre de la ciencia, eso ya se sabe. La cuestión es que yo de ciencias, nada de nada. Más bién de letras. Pero, fíjate tú, paciente, un rato. La prisa no corre en mí. La desesperación viene, que quede claro, pero tarda en llegar la condenada. Va lenta. No acelera porque no lo ve necesario. Eso sí, a veces amaga con un gesto impropio, pero se va al rato.
La paciencia es una gran virtud, maravillosa. Supongo que aparecida por la práctica contínua durante el trascurso de mi vida. Entrenada a base de golpes, a base de soportar cosas que no gustan, a base ir decidiendo que la mejor solución es sentarse y esperar a que todo pase, a que todo llegue, a que todo tenga un fin. Es útil, práctica, excelente, extraordinaria. ¿A quién no le gustaría tener paciencia? Cuando estás en un atasco, cuando esperas el ascensor, cuando tu sobrino te mete la puta flechita en la frente, cuando tu programa de traducción se cuelga en la 316, cuando... siempre en general. Unos optan por cagarse en la madre de la madre de la madre de su propia madre, otros en la de los vecinos que tiene enfrente y otros optan por pagar con ellos mismos esa carga emocional e incontrolable que no puede ser alamacenada.
Otros, sin embargo, esperan.
No me importa esperar. No me cuesta esperarte porque sé que llegarás. Yo estaré aquí, consciente que de momento tu camino y el mío van en paralelo y en la misma dirección, pero sin llegar a confluir. Imaginando que ya llegará un punto en el que se crucen, en el que decidamos girar a la vez, a propósito, para encontrarnos. Ya llegará el momento en el que los dos caminos se conviertan en uno....o, ¿quién sabe? A lo mejor no llegan a hacerlo nunca, y uno se va pa'Cuenca y otro pa´no sé dónde. Yo, de momento, iré caminando como el caminante que hace camino al andar. Pero, ojito, con la calma.

*dedicado a las pobrecitas de traducción que en este momento están en la 316.

escuchando los planetas en este mismo momento

Abrir los ojos, plácidamente. Estirar los brazos, retozarse un buen rato entre las sábanas. Quitarse con dulzura las legañas que se aposentan en tus ojos. Mirar el reloj. "Las 8.15" Sonreir, volver a cerrar los ojos...¡¡LAS 8.15?!! Despertar de repente. Saltar. Correr. Cagarse en todo. En tí el primero por no haber puesto el despertador. O por haberlo apagado cuando no tocaba hacerlo. O por haber salido la noche antes. Prisas, sudores, lágrimas, atropellos, braguetas sin cerrar, zapatos sin atar, desayunos esperando a ser hechos pero que ahí se quedan. Una mera quimera.
*
Comer. Subir a la aula 300 y algo. Llegar a las 14.30. Prepararse para el examen de las 15. Esperar hasta las 15.30 para empezar. Consultar el móvil. 4 llamadas perdidas, un mensaje en el buzón. MIERDA. Hoy es ensayo general. Hoy no empezamos a las 18.30, si no a las 15. O sea, hace media hora. MIERDA. Examen? Trabajo? Hacer exámen?No ir a currar?Aprobado o en paro?Suspenso o con una mierda de trabajo? MIERDA. No me da tiempo a afeitarme, a hacer la maldita práctica del Clínico. Corro y fumo por las Ramblas, dirección hacia mi vergüenza propia, directo hacia mi despropósito, hacia mi sinsentido.Ya, a las 15.45, vesitdo de rojo, sentado en el balcon foyer, a la espera de abrir el maldito espai liceu, digo MIERDA!
*
22.22 Medio acabo. Me voy a casa. Snif, snif.

Debe ser

Debe ser

Apenas puedo mantener mis ojos abiertos. Me pesan los párpados, las cejas, las pestañas. Todo. Un calor molesto se apodera de mis mejillas y un zumbido taladra mi cabeza. Mi barriga es un volcán en erupción. Conglomerados de algo mal diregido se solapan en mis intestinos.
Fatal, estoy fatal. Me he despertado esta mañana con náuseas. Descompuesto, indispuesto. A priori debe ser por la cena de ayer: carne estofada con arroz precocinado. Debe ser que mi metabolismo no acepta una plato tan opíparo, tan voluminoso, tan enorme. Debe ser que de la costumbre de cenar ligero a la ingestión de grasas salsosas y precocinadas el intestino grueso lo paga con el delgado, como siempre pasa.
O eso, o es que estoy descompuesto por algo que no me gusta, que no me satisface. Algo como mi actual modo de vida. Algo como tener que comer rápido, hacer trabajos rápido, correr rápido para coger el metro, pensar rápido para poner cualquier tontería en un texto que no me importa nada. Debe ser que no aguanto que me manden, que me traten como un perrito. Debe ser que no me gusta que me infravaloren, o que perciban cosas de mí que no son. Debe ser que no me gusta que me hagan esperar, o que me increpen porque no te llamé. Debe ser porque mi cabeza da vueltas todo el día pensando en qué estarás haciendo. O debe ser que intento saber qué estarás pensando de mí, que insultos calificativos son con los que me estarás definiendo. Debe ser que pesa sobre mí el peso de la conciencia por haberte hecho pagar cosas que nunca debería haberte cobrado. Debe ser el no saber lo que siento, o no querer saberlo. O no saber disimularlo. O debe ser no saber ser yo y esconderme tras la mente de un niño que hace años dejé atrás, pero que de tanto en cuanto es el mal remedio que me hace ser como no debiera serlo.
Debe ser que todo se acumula. En mi cabeza y en mi barriga. La salsa y la rayada mental.

Buf

¿Te vas a vender a la empresa? Pues sí. En un principio sí. No se puede negar. Por mucho que digan que es el antiperiodismo y demás, me encantaría trabajar en un gabinete de comunicación, en un despacho de publicidad, o por qué no, en un departamento de relaciones públicas.
Realmente, no nos engañemos. Creo que es una de las mejores opciones que tenemos los que estudiamos periodismo, y es uno de los mejores recursos para llevarnos algo de comer a la boca. Luego, qui lo sa? La vida da muchas vueltas. Siempre puedes llegar a parar a una redacción o a cualquier otro sitio donde satisfacer tu inquietud periodística.
La cosa es que en este camino hacia el mundo laboral, opté por entrar en un seminario que me pareció bastante interesante. Técnicas de comunicación comercial se llama el asunto. Los contenidos se basan en gran parte en el estudio y el conocimiento del marketing y pasan, al estar relacionados, con temas de relaciones públicas, comunicación empresarial, publicidad y demás.
Aparte de manifestar públicamente su admiración por El Corte Inglés, aparte de insistir en el privilegio que tenemos al pertenecer a la marca Pompeu, aparte de inundarnos con conceptos de marketing mixto, marketing relacional, CRM, fidelizaciones del cliente, segmentos de mercados, posicionamientos, briefings y demás, el señor Jaume Baiget -publicista, consultor, experto en marketing , demás otras ocupaciones y un tipo simpático- nos cuenta las anécdotas y curiosidades de su profesión y de su mundillo. Por ejemplo, que detrás de una gran compáñía de seguros siempre hay un gran edifico -por ley-, o que si el director ejecutivo de Lluís Bassat -autor del irrepetible libro rojo de la publicidad- fue alumno suyo.
No obstante estoy doblemente preocupado. Dentro de los análisis de dieferentes empresas y de sus dieferentes campañas empresariales, se llega a la conclusión que parte del fracaso de las empresas tienen como origen la ineficacia de los empleados. Su mala actitud, su mala imagen, su poca predisposición, su desidia. Como ejemplo, Pans&Company, que ha pasado de ser un gran tiburón a convertirse en un pececillo de feria. Entre los empleados y que Fresco avanza vertiginósamente, Pans ya no es lo que era, dicen
Y claro. Estando yo entre futuros empresarios, futuros Managers Directors Presidents Bussines Administrations, y habiendo escuchado este comentario acerca de los trabajadores varias veces, a uno le asusta ver el pensamiento único de esta gente que achaca sus males a los empleados. Asusta asusta. Asusta, además, ser testigo de la educáción de estos pequeñitos escuálos, llamados a ser grandes devoradores.
Y es que se habla de toma de decisiones sin escrúpulos. Redireccionamientos de estratégias, despidos, reducciones de plantilla, y uno se asusta. Y esto sólo en un seminario de 30 horas. Ni imaginar quiero lo que se estará pasando mientrastanto en la clase de al lado.
Ya me extrañaba a mí que en el Liceu se nos achaque todo. Que si te has dejado un pelo por recoger, que si tienes un trozo de barba que está mal afeitado, que si se te ve la manga del sweter por debajo de la chaqueta roja -y es que en Ramblas hace un frío que te mueres-, que si no has saludado al señor que acaba de salir, que si no has sonreído con un angulo correcto en los labios, que si tal que si pascual. Debe ser que mis jefes han sido alumnos de este seminario, o algo han oído. Porque, realmente, si no, no lo entiendo. Tal vez piensan que si en vez de sala entera están a media sala es porque los acomodadores son gente inoperante, y no porque TAL VEZ, la escenografía es una mierda, la cantante de turno no lo hace bien o porque no tienen identificado correctamente los gustos de su público. O qué se yo, si ven que lo suyo no funciona, debe ser porque ellos hacen mal su trabajo o no tienen ni idea de tratar a la gente. Esa es la opción que gana más fuerza creo.
Porque no olvidemos que nosotros somos simplemente los últimos monos. O al menos se nos considera así. La excusa ideal para traspasar toda la ira y toda la rabia en nosotros. Debemos ser, creo, la terapia rápida, barata e ideal para que los abrazafarolas y lametintas de turno desahoguen sus penas o sus malas follas. Es que no entiendo entonces a qué viene tanta gilipollez, tanta presión, tanta tontería junta y tanto mobbing a gran escala.
Lo último, enviar a nuestra empresa contratante -sí, somos externos, a 6,60 la hora, sin dietas, guardias y con nocturnidades establecidas por un convenio sacado de la manga- una lista repleta con defectos que nuestros magnánimos jefes consideran, intuyen o creen ver en nosotros. Lo último en autoayuda, lo último en "ayúdese usted mismo a superar sus traumas a costa de sus empleados".
¡Si es que hasta la misma empresa contratante reconocen estar flipando! Tú tranqui chaval, que estos están pirados, sigue como tu pienses que debes seguir O lo que es lo mismo, sigue siendo como soy.
Si es que...me indigna la cosa! ¿Y quién les dice a los jefes que los primero que no funcionan son ellos? ¿Quién les dice que para ser un buen relaciones públicas, se ha de estar suficientemente equilibrado de la cabeza?¿Quien les dice que para dar una buena imagen ellos también tienen que predicar con el ejemplo?¿Cómo decir que no es correcto caminar adrede con un hombro inclinado más abajo que el otro?¿Quién les dice que para que tus empleados trabajen bien, debes tenerles al menos un poco contentos? Ya sabéis, motivados al menos.
Mi segunda preocupación ya os la contaré, que me alargo. Yo también tengo mi propia terapia de desahogo. Y al paso que voy hoy me perderé el Chelsea-Barça. Me he quedado bien agusto. Menuda diarrea por dios!
*
Felicidades mujeres! Para mí, el día de la Mujer son todos los días. Os quiero, os adoro. Yo dedico cada día de mi vida y de mi existencia a vosotras

¿De qué sirve inspirarte si lo pierdes todo por apretar una tecla que no tocaba tocar? Cagüen!!

Vuelves

Vuelves

No te engañes chaval. Necesitas gritar letras y el nick del messenger no da para tanto.

C´est fini!

C´est fini!

En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra. Eugenio Trias

El caer....

El caer....

...no ha de quitar la gloria del haber subido- (Calderón de la Barca)

No es un hasta nunca, es un hasta luego...

No es un hasta nunca, es un hasta luego...

...o no, ¿quién sabe?

Cuenta atrás hacia el inevitable destino

Cuenta atrás hacia el inevitable destino

Me dijo ella "despídete al menos"...