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DESDE MI PLANTA

Viento en popa a toda vela

Viento en popa a toda vela Las cosas durante el segundo y el tercer día siguen su buen curso. Al menos de momento. Ayuda el hecho de que la redacción de AS en Barcelona sea pequeña y nunca venga mal una pequeña ayuda. También lo hace que el ambiente sea distendido y cordial, y que mis dos principales tutores sean dos chicos jóvenes, de 23 y 20 años. ¡Unos cracks muy pacientes!
Hoy he vuelto a publicar. Dani decide que no jugará el próximo sábado en el Vicente Calderón, más breves. Perfecto, no me puedo quejar. Hasta el Indesign y el Copy parecen rendirse ante mí y no oponer ningún tipo de resistencia.
¡Pero ojo! No vale relajarse. Hay ciertas puntas a limar que van más allá de una falta de ortografía o un filete mal puesto. Una, no dejo de ser un becario que está ahí, dando el coñazo para aprender algo. Siempre se puedes molestar a los demás sin darse uno cuenta. Dos, la sociabilización en las ruedas de prensa y en los entrenos son básicas. No vale meterse en una burbuja. Tres, hecho de menos a mi ángel de la guarda en el momento de las ruedas de prensa. De hecho siempre, pero aquí no valen fotocopias de apuntes ni usar grabadora. Hay que ir a piñón con las declaraciones de los jugadores y luego poder entender lo que has escrito. Cuatro, las interpretaciones también son basiquísimas. Aquí se encuentra uno de los puntos de inflexión que te hacen ser buen o mal periodista. El tono, los gestos o el contexto de las palabras de un jugador son lo que decantarán que una noticia vaya en una dirección o en otra. Y si no, que alguien me hubiera avisado que Dani "se estaba mordiendo la lengua" al decir que "Lotina y yo hemos hablado en privado", por no decir o escribir que se estaba cagando en su familia entera por haberle acusado de "no tener chispa". A ver qué pasa esta tarde.
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Miguel Ángel Santos es uno de los encargados de la sección polideportiva y un tipo, que según se ve, derrocha deontología por doquier. Suya es la contraportada, compartida a veces con Josep Margalef. Única en todo el estado, ya que en la del resto se exhiben mujeres ligeras de ropa, parecido a aquella página 3 de no sé qué diario sensacionalista o a las chica del jueves.
Lo cierto es que me dijo que se peleó por ello, para conseguir un producto periodístico lejos del gancho fácil para atraer lectores.
Ayer volvió a indignarse. Más o menos por lo mismo. Desde Madrid no hubieran dedicado dos páginas enteras al karate español si no fuera por haberles fotografiado desnudos. Del palo artístico, pero desnudos. "No es correcto", asegura. Y yo que le acompaño en este pensamiento. Parece ser que aquellos deportes minoritarios se han de vender a cualquier precio para llamar un poco la atención de las cámaras de fotos o de los que deciden el peso de las páginas, aunque a veces, todo ha de decirse, se nos alegre la vista con ello.

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