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DESDE MI PLANTA

Esas nubes que pasan

Mi moto se ha vuelto a estropear. Internet va lento. El ordenador se cuelga. Cada día llego a las tantas a casa, después de estar horas y horas en el Liceu. Todavía no me he adecuado al ritmo de la Universidad. Los trabajos empiezan a acumularse. Mis niños de baloncesto siguen como siempre, con ese punto de tontería que hacen que mis niveles de estrés suban vertiginosamente. Hoy he cobrado una auténtica miseria. No hay duda. Estoy en la tangente inferior del círculo.
David Conti es una gran persona. Coincidir con él en planta es una maravilla. Es un personaje curioso. Misterioso más bien. Detrás de su serenidad esconde un pasado tormentoso del cual se niega a hablar. Creo que es del único tema de su vida que no ha hablado. Mejor así, mejor dejarlo atrás y centrarse en el momento.
Lo ha logrado, de eso no hay duda. Hoy en día es un estanque repleto de agua en estado de reposo. Auténtico reposo. Vive en un estado permanente de calma y equilibrio. Y mejor aún, de él salen riachuelos que llegan a todas partes. Todas las personas que le rodean pueden beber de él, porque es capaz de transmitir su sosiego a los demás. Estar con él es todo un privilegio.
Vivimos en un círculo.Cuando estemos debajo, hemos de mirar hacia arriba. Cuando estemos arriba, hemos de mirar hacia abajo. En el centro encontraremos el equilibrio. Hemos de ser capaz de mantenernos ahí.. Y aunque parezca una tontería elemental, las horas pasan más rápido en los pasillos estrechos del teatro de la Rambla. A la vez, mi animalidad resurge de las profundidades.
¿Y del apego qué decir? La famosa teoría del apego. Siempre nos hechamos unas risas. Y es que quedé alucinado como un maldito día de Junio, en el que mi mundo no tenía lugar ninguno por donde agarrarse, Conti hizo de las suyas con mi estado anímico. Maldito apego. No mires nunca a sus ojos, porque será el momento en que te caze. El apego no te dejará crecer como persona, no te dejará ser tu mismo. Estarás siempre dependiendo de las demás personas.
Y así mil conversaciones más en las que una obra de Wagner sólo dura cinco minutos. Conversaciones en las que me cuenta sus proyectos musicales. Y sus recetas, que no se me olviden. Tortillas sobretodo, en la que él pone los huevos y yo el aciete y la sal. O viceversa. Y volteretas en el pasillo, para relajar la espalda. Y lo más importante, nociones básicas de Tai Chi, en la que las nubes pasan a nuestro antojo.
Hoy miraré hacia arriba, a ver si consigo llegar a mi destino.

3 comentarios

Leti -

Yo creo que más que en un círculo, vivimos en una espiral, que nos arrastra hacia arriba o hacia abajo según el día. La cuestión es que estamos siempre en movimiento, sin tiempo para reflexionar... Me estoy estresando...
Podrías presentarme al tal Conti?;)
Aunque, Manu, sigue pendiente la mesa redonda de cooperación y marujeo!

donna darko -

eso, ánimo manu! seguro que el día menos pensado estás en la parte de arriba del círculo...Me ha encantado el artículo, a ver si traes a ese colega un día a la uni!

Patri -

Creo q a todos nos pasa un poco lo mismo, los días no tienen suficientes horas y la rutina de la universidad no acaba de encajar (menos con esas clases desmotivadoras q hacemos este trimestre). A pesar d todo, no hay q dejarse desanimar... Ánimo!