Autoestima

Mi animalidad está formada por varias piezas que comprenden mi puzzle. Y la autoestima es una que aparece y desaparece en la caja. A veces la hecho a faltar y me pregunto dónde estará. Sé que está, porque es ya la he visto antes, pero es juguetona. Se esconde cuando la más necesito y aparece cuando no. Me hace ser como soy, pero desaparece en momentos en los que la necesito más que nunca. Titubeo, tartamudeo, me atrabanco. Bajo la mirada y me pongo al nivel de un cordero a punto de ser degollado. Las palabras se colapsan y no salen. El mundo se viene abajo, y precisamente en el momento en que debiera ser al revés, en el instante donde la cabeza debiera estar erguida y la mente clara.
Hoy me ha sucedido. Hoy mi superyo estaba de vacaciones. ¡Maldita seas! No es la primera vez que me lo haces. Hoy las piernas han vuelto a temblar y una sensación extraña que subía por dentro me ha impedido decir que Sí, estoy bien, que el verano ha ido perfecto, que he conocido a otras mujeres, que mi vida va de puta madre, que te veo más gorda y que, como dicen los Planetas, ojalá te cuelgues de un pino... Pero no he podido. ¡Mecagüen!
5 comentarios
Marquinho -
Patri -
Por cierto, musculator? jajaja genial!
Leti -
Pero cuando esa persona no te da ni la opción de poder expresarte... Mejor quédate como estás y a otra cosa, mariposa!!
manu -
marquinho -