Blogia
DESDE MI PLANTA

Hiperactividad

Hiperactividad Recordaba yo mis pasados como docente, que no decente. Aquello que más satisfacción me daba eran los niños trastornados psicológicamente. Tratar con ellos era una constante lucha cara a cara en la que 90 kilos de peso trataban de frenar y hacer recapacitar a enanos de apenas 30 ó 40. Nunca mejor dicho, trataba con esos locos bajitos. Locos, loquísimos. Era de lo más enriquecedor conseguir que al menos dejaran de echar sangre por los ojos y fuego por la boca. ¡Aix, que tiempos aquellos! Lo mínimo era la hiperactividad. El niño hiperactivo la lía, ¡y tanto que lo hace! No para quieto. Sube, baja, corre, va, viene, grita, llora, pega, produce un número infinito de mocos, se caga, se mea, etc. Subidón máximo. Sobredosis natural de adrenalina. Se le daba media pastilla de anfetaminas para producir más adrenalina; así el mismo cuerpo decía basta automáticamente y todo volvía a su sitio: los mocos a la nariz, la sangre a su flujo estable, las neuronas a la mitad de velocidad...
Y es que estando en la playa, estirado encima de tu toalla, sintiendo el tacto y oliendo el perfume de la sal por todo tu cuerpo, acariciado por una leve brisa de viento que te mece y que te mima, con el ruido que no es ruido de las olas llegando a tierra, con el sol que te pega suavemente, sintiendo y viviendo cada instante, cada segundo que pasa por delante tuyo, no hay nada peor que a tu lado se presente la hiperactividad en persona, camuflada en forma de mujer -y qué forma!-. ¡Culo inquieto! Quiero ver pasar las cosas. Quiero sentirme vivo. Quiero ver el horizonte del mar hasta que esconda al sol. Quiero darle formas a las nubes. Quiero tomarme otro colacao -eh jorge?- y dejar que las sensaciones invadan mi cuerpo. Estoy relajado. No quiero ir en coche. No quiero hacer unas bravas. No quiero ir a Tarragona. Cálmate. Deja que las cosas pasen, al menos ahora, esta tarde...Esta noche será diferente. ¿No serás hiperactiva? ¿No te lo dijeron de pequeña?...Yo he tratado con niños hiperactivos...¡Qué tiempos aquellos! Tal vez escriba algo. Llegaré a casa, encenderé el PC y escribiré...Recordaba yo mis pasados como docente, que no decente. Aquello que más satisfacción me daba...

0 comentarios