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DESDE MI PLANTA

Señor Alfonso

Hoy se irá Alfonso y los accesos quedarán huérfanos. Y nosotros también. La persona que más tiempo lleva en el teatro de la Rambla se jubila, a la edad de, perdonadme la inexactitud, sesenta y pico años.
Cuenta que empezó como nosotros hace más de treinta años, en la época que el Liceu aún era lo que era. En los tiempos en los que el teatro era privado, en manos de la poderosa e influente burguesía. En el momento en el que la gente iba al Liceu a lo que iba: a charlar de negocios en los estreactos y a quedar con la amante o la fulana que entraba por la calle Sant Pau, mientras que el feliz y ostentoso matrimonio lo hacía por el gran vestíbulo de Ramblas. Qué grande cuando nos contaba como tenía que engañar o distraer a la cornuda de la época para que su marido se metiera en el palco equivocado.
Alfonso ha sido, es y será el mejor de todas las personas que han pasado y pasarán por el Liceu. Es un hombre entrañable y carismático. Le debemos mucho. Es enorme cuando nos ameniza la espera en accesos al contar su vida, su juventud, sus correrías, sus amores, su francesa de la Paloma, etc. Es bestial por su manera de ser. Y encantador, sobretodo. Lo digo por su capacidad de encandilar a las mujeres, jovenes y maduras, feas y guapas, simpáticas y estúpidas. Más de uno, incluido yo, deberíamos tomar notas.
"Quién te quiere a tí, Alfonso? Yo, yo y yo. Plas! Beso! A la Málaga, llena de curvas, que bien parece que haya salido de una de las películas de Felini o Visconti, se le cae la baba con él. Y a mí con ella, que no se dude. Pero poco tengo que hacer si al lado se encuentra el más grande de los grandes.
Ahora se nos va. Lástima, le decimos todos. Los de rojo deseamos que no lo haga, pero en su cara se refleja cansancio, por lo que lo entendemos, asumimos y nos alegramos. Pero entistreceremos poco a poco. De su propia boca bién podría salir un "estoy hasta los huevos". Es más, pongo la mano en el fuego que lo habrá dicho en más de una vez. Porque no se calla, nunca lo ha hecho.
Es y será el jefe. El bueno de verdad. Aquello de las apariencias parece que nunca ha ido con él. Aún recuerdo cuando nos hizo un pase de modelos con el chal de una señora estúpida. "Que se lo meta por el coño". Y la cara expresiva que me decía el primer día en que aparecí con una propina "Anda niño, no seas gilipollas y quédatela". Y así tantas veces en las que me ha dado un cachete de vida y de saber hacer. A mí y a todos.
Por eso TODOS le respetamos. Los de rojo al menos, porque los de arriba no lo sé. Se debería haber marchado en verano, pero la maldita manía de recortar gastos ha hecho alargar su espera hacia la jubilación. Ahora ya le toca, por fín. Ahora ya tiene tiempo suficiente para echarle 20 polvos seguidos a su mujer;en la cama, en el suelo, en la mesa, donde haga falta. Y pasará por la Rambla, y entrará como Jesucristo en Jerusalem. Aprovecharemos todo el tiempo que sea posible para hablar con él. Los chicos me refiero, porque seguro que enseguida se irá hacia la Málaga o la "Yané" para tocarles un poco el culo. ¡Aaaaaaaaaaaaaai!

3 comentarios

CasacaRoja -

No sé qué decir, siento una nostalgia immensa.

Felicidades

arantza -

chapó manu...