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DESDE MI PLANTA

Cinco que te odio cinco

La mañana era fría y gris. Un mal presagio invadía mi cuerpo nada más traspasar la puerta de mi casa. En una día sí, pocas cosas invitaban al optimismo. Lloviznaba y nisiquiera me daba tiempo ha tomarme el cortado matutino de rigor.
A medida que me dirigía hacia el matadero de alumnos intentaba recordar qué vehículos podían circular por los tres carriles de un mismo sentido de una vía, pero no lograba dar con la respuesta. Y así muchas dudas más que se cernían en mi cabeza.
Una vez allá, la sensación de inquietud era compartida por muchos más, que como yo, esperaban cigarro en mano la llamada del funcionario de turno. Funcionaria en este caso, y antipática, muy antipática. No sé si por su naturaleza innata o por la representación de un papel que debia adoptar.
Y empecé y al cabo de un rato acabé. Y hasta al cabo de ocho horas, nada más y nada menos, supe que 5 de las cruces que marqué se habían convertido en las cruces que deberé llevar a cuestas como Cristo de camino a su muerte. 5 crucifijos, 5 estigmas, 5 señales en mi cuerpo.
El día siguió, gris y lloviznoso. En el Parlament de Catalunya, en el que estuvimos apenas 5 minutos con Ernest Benach, su president -cosa que realmente no me causa especial emoción-. En el Liceu, donde durante 5 horas fui un vendedor de programas -sólo vendí 5- errante y fantasmagórico. 0.5 metros de separación debería haber tenido que existir entre mi moto y el borde de la acera para que no me pusieran una multa que acabó por aparecer. 5 en viernes 5.
Y 5 deberían haber sido esta mañana mis niños para poder jugar el partido, y sólo han aparecido tres.
5 cubatas me tomaré esta noche, como mínimo, para olvidar mis penas y para convencerme que donde caben 5, bién pueden hacerlo 4 ó 6, pero no 5. Señor, me han hincado bién hincado.

3 comentarios

arantza -

Son los bucles vitales. Yo hace tiempo que los descubrí. Brindaré por ti esta noche. Cinco veces.

DaWyZ -

Ánimo. Un gran artículo éste.