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DESDE MI PLANTA

Me quedé dormido un momento...

Me quedé dormido un momento... Me duele la cara y estoy cansado. Nada que ver con el estado que me produce no econtrar lo que busco. El sol en mi cara no me deja pensar. No me deja pedir auxilio a la musa. Me quema. Totalmente obvio después de haber estado cual lagarto en el desierto. Apalancado, en una silla primero y en una tumbona con aires de cuádriga después, recibiendo rayos a doquier, sin ningún tipo de pudor.
Está claro. Ha sido culpa de la batidora que tengo dentro de la cabeza. Todo el día dándole vueltas a todo. A todos los recuerdos, momentos, detalles, gestos, acciones, palabras, guiños de tan sólo unas cuantas horas antes, de un par de días encerrados en el súmum de la buena vida. De la dolce vita. Del paraíso. De la catarsis. De la evasión ideal. Del perfecto estado anímico del alma.
Allí, con la mirada perdida en una pared en blanco primero y hacia una piscina con agua muy fría después me he quedado. Imprudente, inconsciente, pero a la vez consciente de que esa era una buena terapia. Reflexionando con el "detente instante" y el "festina lente". Viviendo la fracción de una vida casi idílica. Repasando los mensajes. Buscando aquella fracción de tiempo concreto en el que debí haber andado con más precaución. Sonriendo por dentro al revivir bromas, al recuperar instantáneas de cuatro días llenos convivencia. Pero ausente por fuera, tatareando algunas de las 41 canciones que tiene mi mp3 después de haberlo hecho durante toda una noche, agarrado a mis sábanas, desvelado, pidiendo al niño Jesús que hoy no fuera Domingo, que no acabara el día. O que fuera eterno. O que pudiera tener 24 horas más para buscar aquello con lo que llegué y que no lograba encontrar por dentro en ese momento. Tal vez el viento se lo llevó. El mismo que nos recriminó con fuerza a las cinco de la tarde que nos fuéramos de allí ya de una vez.
Lo cierto es que sí, que Los Planetas se aprecian más una vez escuchados y escuchados y escuchados y escuchados y escuchados... aunque sea a las siete, ocho o nueve de la mañana.

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